El equipo se puede instalar en hospitales, residencias de ancianos e incluso viviendas particulares.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Huelva y la empresa Fresenius Kabi Deutschland, de Alemania, han creado una impresora 3D que prepara alimentos especialmente indicados para personas que padecen disfagia y pacientes con enfermedades como el parkinson.
Una solución accesible para los pacientes
La prevalencia de disfagia, un síntoma potencialmente grave en la enfermedad de Parkinson, es una patología que causa problemas para ingerir líquidos y otras texturas adecuadamente. Este trastorno afecta a una de cuatro personas mayores de 70 años.
La dificultad para tragar conduce a una serie de complicaciones como pérdida de peso, deshidratación y desnutrición por deficiencia de micronutrientes, como vitaminas hidrosolubles y vitaminas liposolubles esenciales para el funcionamiento celular, el crecimiento y el desarrollo normal del organismo.
Para remediar las carencias nutricionales, las comidas de los pacientes son elaboradas con mezclas manuales, como agua o zumos, que son combinados con medicamentos y espesantes para producir papillas o batidos. Sin embargo, estas opciones reducen su apetito por los alimentos.
Por tal motivo, los científicos decidieron crear esta impresora 3D que puede diseñar comida semi-sólida con texturas, colores, olores y sabores personalizados que se adapte a las necesidades y preferencias de cada paciente. Todo ello, a través de un dispositivo de mezclado controlado por un programa informático.
“Es la primera vez que se construye una impresora 3D con estas características tan concretas para ayudar a las personas con dificultades para comer”, destaca José María Franco, investigador de la Universidad de Huelva.
El artículo titulado “Implementation of a novel continuous solid/liquid mixing accessory for 3D printing of dysphagia-oriented thickened fluids” y publicado en Food Hydrocolloids, aún está en fase de prototipo, pero tiene múltiples novedades.
Funcionamiento
La impresora utiliza un dispositivo de mezcla que se parece a un tornillo anular. En su interior posee diferentes compartimentos y las proporciones de cada ingrediente se combinan según las necesidades del paciente con disfagia. La mezcla se espesa hasta que alcanza la consistencia adecuada y se imprime capa a capa.
“Tan solo hay que indicarle al dispositivo a través de un programa informático qué cantidades de espesante, medicamentos o fluidos son necesarias. Además, si el producto resultante es lo suficientemente sólido, la herramienta puede imprimirlo con formas concretas. Por ejemplo, podemos simular un huevo frito compuesto por leche espesada y zumo de naranja con una textura similar a la de un gel”, explicó José María Franco.
De esta forma, la comida tendrá otros nutrientes y un sabor similar a los alimentos tradicionales. El investigador también indicó que están estudiando cómo hacer alimentos grasos cuya textura sea diferente al agua o al jugo. “Tenemos que analizar cómo cambiar su viscosidad para adecuarla al uso del equipo en la actualidad”.
Con este proyecto, los trabajadores sanitarios y los cuidadores dispondrán de una herramienta útil para mejorar la atención de los pacientes.