La reina Isabel II fue amante de los perros y su raza favorita eran los corgis originarios de Gales. A los 18 años, el rey Jorge VI le regaló su primera corgi, Susan. Desde entonces, la monarca tuvo cerca de 30 mascotas caninas, en su mayoría descendientes de su primera perra. Como dato curioso, Susan la acompañó en su luna de miel con el Duque de Edimburgo.
Definitivamente, los canes fueron la debilidad de la reina de Inglaterra, en 2021 adoptó a dos más, Fergus y Muick. Sumando, 8 perros que hacían compañía a la soberana en su día a día.
La reina siempre llamaba a sus engreídos con nombres de lugares o personas que apreciaba. Precisamente, Fergus es el nombre del hermano de su padre y Muick es el nombre de uno de sus lagos favoritos, situado en el castillo de Balmoral.
Pero, no solo sus nombres fueron elegidos esmeradamente, sino también los cuidados y tratos que reciben. Probablemente, muchas personas consideren excéntricos o exagerados.
Castillos y palacios como vivienda
Así es. Los canes llevan una vida real como sus dueños. Los 8 perros que acompañaban a la monarca se paseaban desde su casa en Escocia, Londres, Norfolk hasta los castillos de Windsor y el Palacio de Buckingham.
Para cuidarlos de cualquier accidente, la monarca utilizaba un tipo de imán pequeño para recoger objetos peligrosos durante sus paseos. Además, los corgis cuentan con un entrenador personal, el psicólogo Roger Mugford.
Menú personalizado según sus necesidades
Ya que todo perro debe tener un plan alimenticio según su raza, edad y peso, sobre todo cuando son pequeños, pues a diferencia de los perros adultos, los cachorros necesitan comida blanda y humedecida, cada corgi de la realeza cuenta con un menú personalizado según sus necesidades.
De acuerdo con el libro ‘‘Pets by Royal Appointment’’ del cronista real Brian Hoey, su dieta consta de pechugas de pollo, conejo y solomillo de ternera. Estas carnes son preparadas por los mejores chefs alrededor del mundo y también se les agrega una salsa casera a base de remedios homeopáticos y herbales.
Los camareros reales servían las porciones en vajillas de plata y porcelanas, mientras que Isabel II se encargaba de llamar uno a uno por orden de antigüedad para que coman.
Participación en eventos oficiales
Los perros reales iban a muchos de los eventos oficiales a los que acudía la reina Isabel. Por ejemplo, Monty contó con una intervención estelar en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Asimismo, interactuaban con otros perros reales, sin embargo, no siempre salió bien. En 2003, uno de ellos fue sacrificado tras una pelea con el bull terrier de la princesa Ana.