Uno de los pilares fundamentales del bienestar y la salud es mantener un perfecto descanso. Disfrutar de un buen sueño, reparador y relajante, es la clave que abre la puerta a una jornada de trabajo, actividad y energía.
Del mismo modo que nos alimentamos para adquirir todos los nutrientes que necesita el organismo, también es vital el momento del descanso.
Dormir no solo nos renueva la energía, también reduce el riesgo de padecer problemas graves de salud, disminuye el estrés y ayuda a mejorar el estado de ánimo.
Sin embargo, descansar bien sigue siendo una de las grandes lacras de la actualidad. Más allá del estilo de vida, la moda o hábitos poco adecuados, este problema puede solucionarse de una manera más sencilla: eligiendo el colchón que se adapte a nuestras necesidades. Son muchos los Colchones que encontramos en el mercado, pero ¿sabes cuál es el más adecuado para ti? A continuación te contamos todos sus secretos.
Aspectos a tener en cuenta
La firmeza justa para cada cuerpo
El colchón debe ser firme y, al mismo tiempo, adaptarse a tu cuerpo. Para ello hay que tener en cuenta las características físicas de quien vaya a utilizarlo. Si es una persona delgada, se necesita un colchón confortable que se adapte bien al cuerpo. En cambio, si es más gruesa, se debe buscar un colchón más firme que no se hunda con el peso e impida la movilidad. Si es un colchón compartido, la persona con mayor peso determinará su firmeza.
Un colchón distinto según la manera de dormir
También la forma de dormir es importante a la hora de elegir el colchón:
- Boca arriba: un colchón que sea firme.
- De lado: menos firme para que el hombro pueda hundirse ligeramente y así mantener la columna vertebral en buena posición.
- Boca abajo: es la peor de las posturas, ya que ni la columna ni el cuello están en línea. Pero, si es así, mejor elegir un colchón de gran firmeza.
- Sin postura fija y con mucha movilidad: necesitarás un colchón con la firmeza más extrema, solo así podrás moverte con comodidad y sin hundirte.
El tamaño es importante
Se deben tener en cuenta dos criterios: el ancho y el largo. Esto lo determinará tu propia complexión física. El ancho debe ser el suficiente como para poder moverte con libertad, sin peligro de caerte. Mientras que el largo debe ser lo suficiente como para estar tumbado sin que salgan los pies por la parte inferior. Lo ideal es que sobren unos 10 o 15 centímetros.
Según las medidas estándar, el colchón individual es de 90 centímetros; para dos personas, a partir de 135 centímetros; y para una comodidad absoluta, de 180 centímetros en adelante.
La temperatura corporal
Es otro aspecto que no suele tenerse en cuenta y es necesario valorar. Según el material con el que está fabricado, así se adaptará a tus gustos y necesidades de temperatura. Las personas muy calurosas prefieren los colchones de muelles, ya que dan menos calor que los viscoelásticos o los de látex.
Algunas características especiales
Además de estos detalles a tener en cuenta, algunos colchones también ofrecen unas características extras que podemos tener en cuenta:
- Hipoalérgicos. Están realizados con materiales naturales y recomendados para personas con distintas alergias. Esto es gracias a no dejar acumular ni filtrar el sudor o restos de residuos orgánicos que se desprenden durante el sueño. Dentro de estos también se encuentran los colchones ECO, fabricados con materiales que respetan el medio ambiente.
- Doble cara. Son lo que tienen una cara para el verano y otra para el invierno. Para la época de calor cuentan con una funda transpirable y la de frío, la funda es más gruesa y cálida.
Lo más importante es que si necesitas comprar un colchón o buscas cambiar el antiguo, es fundamental que te dirijas a una empresa o establecimiento especializado. Los profesionales sabrán aconsejarte sobre cuál es el más adecuado para ti. No te arriesgues a perder el sueño o a no disfrutar de un buen descanso, tu salud te lo agradecerá.